Yanine Quiroz, periodista ambiental, miembro de la Red Mexicana de Periodistas de Ciencia
Desde hace casi una década en la isla Cozumel encontraron la manera de controlar a una especie invasora que daña a la fauna que habita sus icónicos arrecifes. Hoy, el manejo exitoso del pez león continúa gracias a la participación de pescadores, turistas, buzos y restauranteros, que han aprovechado al pez para su alimentación, sustento y turismo, mientras evitan la propagación de este feroz depredador.
“Tiene como 10 o 12 años de que el pez león llegó a Cozumel. Este pez invasor se reproduce por millones pero no es de la región. Dicen que viene de Miami, donde era un pez de ornato, pero cuando pegó un huracán se regó por todo el Caribe y entonces empezó a llegar a nuestra isla”, cuenta José Hilario Castro, vocal financiero de la Sociedad Cooperativa de Producción Pesquera Cozumel.
José Hilario lleva 45 años pescando en las aguas que rodean a los arrecifes de Cozumel. Nos recibe en la cooperativa de pescadores, la cual tiene más de 65 años de existencia. La fachada del lugar es azul y adentro se pueden ver fotos de la isla Cozumel y de peces, como el pez león.
Él comparte que los integrantes de la cooperativa tienen dos áreas de pesca: la zona de la Isla de la Pasión, al noroeste de Cozumel, y el sur de Mahahual, en Quintana Roo. En ambos lugares atrapan langosta y escama, que es como se refieren a toda clase de pescado: desde el dorado, chac-chí y mero, hasta los pargos y cochines.
Esas especies se ven amenazadas por el pez león, que se come todo lo que encuentra a su paso, en especial las larvas de otros peces y crustáceos, incluidos algunos de mayor producción pesquera e importancia económica para los pescadores, como la langosta.
“Eso nos preocupó porque pensamos que podía acabar con todo. Nosotros empezamos a cazar al pez león sin tener ningún recurso, protegemos las larvas de la langosta y de los demás peces, porque si no lo hacemos nosotros, quién los va a cuidar. Nosotros vivimos de la pesca y tenemos que vigilar nuestros recursos, si hay una especie invasora hay que terminarla”, asegura José Hilario.
Actualmente, el pez león ha sido erradicado en un 80 a 90%, según estimaciones tanto de la cooperativa como de algunos buzos locales, quienes han visto de primera mano la presencia de esa especie en sus mares.
La historia de éxito del control y manejo del pez león en Cozumel se ha construido de la mano de la comunidad pesquera, buzos, comerciantes, restauranteros y la Dirección del Parque Nacional Arrecifes de Cozumel de la Comisión Natural de Áreas Naturales Protegidas (CONANP), quienes han creado una sinergia para incentivar la captura del pez invasor y promover su aprovechamiento alimentario.
Depredador de una isla
El pez león (Pterois volitans) es una especie originaria de los océanos Pacífico e Índico Oriental. Es considerado como un peligroso invasor de los arrecifes del océano Atlántico debido a varias razones: no tiene un depredador natural; puede alimentarse de hasta 167 especies diferentes, entre peces, camarones, cangrejos y langostas; y las hembras pueden producir hasta 40 mil huevos y desovar cada tres días, de acuerdo con la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (CONABIO).
Es un pez que mide hasta 40 centímetros de longitud y puede llegar a vivir hasta 10 años. Su piel presenta rayas de colores vivos y en sus aletas dorsal, pélvica y anal tiene espinas venenosas con toxinas de origen proteico, que puede ser letal para otras especies y dolorosa para las personas.
La llegada del pez león al Caribe Mexicano tiene una peculiar historia. Algunos estudios genéticos sugieren que hubo una liberación de 8 a 12 individuos de ornato que se introdujeron a las costas de Florida, donde ocurrió la primera captura de este pez. Con el tiempo, la invasión se extendió a las costas mexicanas y Centro y Suramérica, pero fue en 2009 que llegó a las costas de la Península de Yucatán, indica el boletín bimestral Biodiversitas, de la CONABIO.
“Su presencia en estas aguas ha sido catalogada como una de las más grandes amenazas, pues ponen en riesgo a la biodiversidad local, la invasión avanza rápido y es difícil de controlar”, se lee en el documento.
Además de acabar con larvas de langosta, este invasor va tras especies como el boquinete, mero, pargos o el abadejo, asegura José Hilario.
El pescador comparte que aunque el pez león ya no es tan abundante en las aguas de Cozumel, todavía llegan a encontrar individuos, a quienes atrapan con precaución debido a las espinas que han llegado a incrustarse en las extremidades de algunos compañeros.
“Este pez te pincha con sus espinas, es muy doloroso; hay que saber cómo trabajarlo. Lo clavamos con arpón [al que llaman hawaiana] o con jamo [una red pequeña que pueden manipular manualmente], pero tienes que tener mucho cuidado para que no te pique. Ahorita ya es mínimo lo que hay, ya no representa mucho riesgo porque se ha ido combatiendo. El mismo pescador, lo ve y lo saca; no lo deja”, detalla.
El control exitoso de un temible invasor
Tras la llegada del pez león a las costas de Cozumel, la comunidad vio algunos ejemplares, pero fue hasta que recibieron aviso de la CONANP que se enteraron de la existencia de una invasión aún mayor que abarcaba la región de Quintana Roo.
“La CONANP empezó a mandar el aviso, por medio de un correo, de que se había avistado un pez león y que, por favor, si alguien lo veía, lo reportara, dijera la profundidad y ubicación, y si era posible, que lo capturara. Era algo muy aislado, pensábamos que era un pez que alguien lo había liberado de un acuario por accidente, al ser de ornato. Era un forajido, un delincuente buscado, todo el mundo decía: ¡Ya lo encontraron! Alguien reportó que lo había capturado, pero de repente apareció otro y, así, en menos de un par de meses ya estábamos invadidos”, relata Guillermo Mendoza, propietario de la tienda de buceo Aldora Divers, quien organiza tours de buceo desde 1995 en el Parque Nacional Arrecifes de Cozumel y el Área de Protección de Flora y Fauna Isla de Cozumel.
A partir de este hecho, él y otros guías de turismo vieron una oportunidad de negocio en lugar de una tragedia. Comenzaron a preocuparse, a informarse sobre el pez e incluso crearon sus propios arpones con rayos de bicicleta y ligas para empezar a cazarlo. Después llegaron otras artes de pesca, como la hawaiana, un tipo de arpón que funciona también con una liga y se manipula con una mano, así como contenedores transparentes que sirven para guardar y manipular de forma segura al pez bajo el agua.
Con sus casi 40 años de experiencia en el buceo, dice que atrapar al pez león no es difícil. “Es un objetivo muy fácil de arponear porque no se mueve, no tiene depredador, está estático; no se necesita un arpón grandísimo, de gran alcance o potencia”.
Debido a la invasión muchos turistas y personas que nunca habían cazado ni buceado se aventuraron a hacerlo con el fin de contribuir a erradicar a la especie invasora.
Otras organizaciones se unieron a la misión. La CONANP organizó torneos de pesca de pez león, donde participaron tanto pescadores de la cooperativa como buzos, y el Parque Nacional Arrecifes de Cozumel brindó pláticas para informar y buscar el arpón más seguro para el pescador y el arrecife.
“Cozumel fue un gran ejemplo de conservación. Todo el mundo empezó a hablar de que a diferencia de Florida empezamos inmediatamente a detener la plaga. Todos nos involucramos. Se hicieron muestras gastronómicas con diferentes recetas, los restaurantes empezaron a apoyar con folletos de cómo cocinarlo, incluso sus menús incluían al pez león en forma de ceviche, hamburguesas o croquetas; la gente lo pedía”, comparte Guillermo.
“Es un proyecto que consideramos exitoso porque ha sido promovido por la comunidad y la sociedad cooperativa pesquera. Se vio que era factible el consumo de la especie e hicieron una cadena de comercialización para tener un producto innovador en el mercado porque no existía en México antes de 2009, que se inició con la extracción de esta especie”, asegura Blanca Alicia Quiroga, directora del Área Natural Protegida (ANP) Arrecifes de Cozumel.
Del mar a la mesa: las manos que recuperan a Cozumel
A pesar de que el control y aprovechamiento de pez león en Cozumel comenzó en 2009, en la actualidad sigue siendo una importante fuente económica para pescadores locales, dueños de restaurantes y algunos prestadores de servicios turísticos que operan fuera de la ANP, donde sí se permite la pesca.
Después de que se realizaron análisis científicos para corroborar la seguridad del consumo del pez león, la sociedad cooperativa de pescadores se interesó en extraerlo y venderlo, al grado de que tomaron la batuta del control de la especie. “Fue muy aceptado por los restaurantes y el mercado local. Ahora mantenemos muy por debajo la población de este pez, que es nociva para los arrecifes. Se sigue viendo en alguno de los arrecifes pero es menos común”, sostiene Blanca. La directora del ANP puntualiza que se ha logrado erradicar a este pez en un 80% aproximadamente.
José Hilario, de la cooperativa, coincide en que el pez invasor ya no representa una amenaza. Aunque ha oído hablar de la existencia de otras especies invasoras en los mares, por ahora Cozumel está fuera de peligro por el pez león y su comunidad trabajará para preservar la biodiversidad de su isla: “nosotros como cooperativa pensamos terminar con esta especie. Además, es muy sabroso, frito o en ceviche”.
Por su parte, Guillermo, el dueño de Aldora Divers, creó viajes especializados para cazar pez león fuera de la ANP de Cozumel, que hasta la fecha continúa ofreciendo a turistas, en su mayoría extranjeros. “Nos ha dejado de preocupar que vaya a acabar con la vida marina, sobre todo las especies juveniles, las damiselas, los ángeles. Cuando fileteamos el pez en la embarcación, abrimos su estómago y hemos encontrado hasta 10 o 12 especies, entre cangrejos, peces y camarones; es una especie que devora mucho”, señala.
Luis García es cocinero de la Cervecería Punta Sur, que lleva operando cinco años en el centro de Cozumel. A unos pasos de la costa, el restaurante muestra una decoración que resalta la diversidad de fauna marina que habita en los arrecifes de la isla. Y una vez más, el pez león está presente, pero esta vez para recordar el buen manejo que se puede hacer de una especie depredadora.
“Nosotros utilizamos el pez león como materia prima para elaborar pizzas y ceviches y uno que otro platillo especial cada dos meses. Para la pizza lo marinamos con limón, sal y pimienta y lo metemos al horno sin cocimiento anterior. Para el ceviche lo dejamos marinando de 20 a 25 minutos con limón y cebolla morada, después agregamos los demás ingredientes, que son pepino, cebolla morada y aguacate”, revela Luis.
El chef explica que en un mes el restaurante compra 20 a 30 kilos de pez león a los pescadores locales y que es uno de los platillos estrella, pues es buscado, sobre todo, por turistas extranjeros que provienen de Estados Unidos, Francia y España.
“La cervecería quiere erradicar esa plaga en la isla, que es el pez león, qué mejor manera que consumirlo y ayudar también a la pesca local, así apoyas tanto al medio ambiente como a la gente de la isla”, afirma.
El trabajo de controlar una especie invasora en la isla, que hacen pescadores como José Hilario, guías de buceo como Guillermo o directores de las ANP como Blanca, encuentra su destino en el plato de habitantes locales y turistas extranjeros, que disfrutan del sabor del pez león, y en las especies marinas que son protegidas de un poderosos depredador.
A más de 12 años de la llegada del pez león a Cozumel, sus habitantes lo han controlado y continúan con la conservación de sus ecosistemas de arrecife: “así se ha ido erradicando a esta especie invasora; aún no se acaba, pero ya no hay muchos como antes”, finaliza el pescador José Hilario.