En medio del crecimiento urbano desmedido y una avalancha turística que no pretende detenerse, las comunidades mayas aledañas a la Reserva de la Biosfera de Sian Ka’an han logrado organizarse para ofrecer una alternativa turística que promueve el cuidado al medio ambiente y un alto a la depredación de la biodiversidad.
Humberto Basilio
A lo largo de la carretera México 307, que conecta Cancún con Chetumal, se puede observar el drástico cambio que el paisaje de Quintana Roo ha tenido en la última década.
Entre las largas franjas de selva se asoman cada vez más hoteles y condominios de lujo que contrastan fuertemente con las localidades donde habitan los pobladores originarios de la zona.
A tan solo 24 kilómetros del centro de Tulúm, por ejemplo, se encuentra la entrada a Muyil, uno de los sitios arqueológicos Mayas más importantes de la zona. A tan solo dos topes de distancia, un Oxxo, y dos kilómetros más adelante, un complejo residencial en construcción que promete ser “el escape perfecto” para los turistas.
Muyil colinda con la Reserva de la Biosfera Sian Ka’an, en este sitio se ubican las Lagunas Muyil y Chunyaxché que están conectadas por canales de agua dulce únicos en belleza y relevancia ambiental. La Reserva es un Área Natural Protegida Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
Sin embargo, aún con la protección con la que cuenta, Sian Ka’an permanece en constante peligro debido a su proximidad a los grandes sitios turísticos como Tulúm.
La contaminación, el cambio en la cobertura forestal y la extracción excesiva de agua son algunos de los efectos que terminan por poner en riesgo a la reserva. “La naturaleza no conoce fronteras, los impactos de los alrededores terminan afectando directamente a Sian Ka’an”, dice el Biólogo Omar Ortiz, director del ANP.
Aunque la población de Tulum es de poco más de 46 mil personas, su creciente popularidad ha generado que al rededor de 2 millones de turistas lleguen año con año a vacacionar en las playas, hoteles y demás atractivos que ofrece la “nueva joya de la Riviera Maya”, acrecentando cada vez más la presión sobre la reserva.
Según datos oficiales, entre 2007 y 2017, Quintana Roo recibió el 47% del total de ingresos generados por el turismo en México, sin embargo, tal crecimiento no se refleja directamente sobre las poblaciones locales. El Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL), estimó que en 2018 el 72.9% de la población del estado se encontraba en situación de pobreza o vulnerabilidad económica.
Es por esto que desde hace más de 20 años, la Comisión Nacional para las Áreas Naturales Protegidas (CONANP), en coordinación con las comunidades mayas, asociaciones civiles e instituciones internacionales, ha generado diversas estrategias para ofrecer una alternativa al turismo de “sol y playa” que beneficie económicamente a quienes habitan y cuidan de la reserva.
El primero de muchos éxitos
Desde niños, y como la mayoría de los pobladores de la localidad de Chumpón—a 28 kilómetros de Muyil—Alberto y Antonio Caamal se dedicaban y vivían del campo y la elaboración artesanal de muebles.
Una tarde del 98, recuerda Antonio, él y su familia se enteraron de que una organización estaba ofreciendo un tour dentro del ANP. Se trataba del equipo de Amigos de Sian Ka’an, una asociación civil que buscaba generar fondos para la conservación del área. “Queríamos saber si nosotros podíamos hacerle igual y fuimos a las oficinas de Sian Ka’an en Felipe Carillo Puerto”, dice Antonio.
El interés de cooperación entre la comunidad y la asociación fue mutuo, por lo que con los permisos necesarios y el apoyo de la CONANP y la Organización de las Naciones Unidas, comenzó la primera capacitación para aquellos pobladores interesados en comenzar a dar tours.
“La gente empezó a tomar cursos de arqueología, historia, interpretación ambiental, interpretación cultural y lo necesario para ser guías locales y crear las cooperativas”, recuerda Román Caamal, quien ahora es gerente general de la primera cooperativa consolidada en el año 2000: Community Tours Sian Ka’an.
El objetivo principal de Community Tours es crear un desarrollo ecológicamente sostenible, menciona Caamal, “cuidar la reserva a la vez que se mejora la calidad de vida de varios pobladores de Punta Allen, Muyil y Chumpón”.
Lo que comenzó como una pequeña palapa de cartón de 4 por 6 metros en donde se guardaban chalecos salvavidas y el equipo necesario para dar los primeros tours, se convirtió en una de las cooperativas ecoturísticas más exitosa del estado.
Tomar uno de los recorridos es una experiencia de aprendizaje. Mientras se flota entre los canales que conectan al Mar Caribe con las Lagunas Muyil y Chunyaxché , Antonio Caamal explica a los visitantes la importancia de cada una de las especies de flora y fauna que ahí habitan.
Tan solo 6 personas pueden tomar el tour de manera simultánea, el objetivo es generar el menor impacto ambiental sobre la reserva. Los bloqueadores solares y cualquier tipo de agente químico que pueda dañar a los ecosistemas también está prohibido.
Con el transcurso de los años la popularidad de Community Tours creció, y con ello la oferta de agencias turísticas y hoteleras para llevarles más gente y hacer negocios. Sin embargo, la cooperativa sabe que eso podría ser contraproducente.
“Manejar más cantidad de gente te deja dinero, pero la finalidad no es esa, sino buscar bienestar, que la gente tenga un trabajo digno, que la comunidad pueda prepararse para salir adelante y que el área se conserve por muchos años”, menciona Caamal.
En la actualidad, son más de 40 familias de Muyil y Chumpón las que se ven beneficiadas a través de la creación de empleos y la venta de productos elaborados por los mismos pobladores.
Tal éxito llamó la atención de otras comunidades aledañas a la reserva interesadas en generar ingresos bajo el mismo modelo.
La orquídea que hace la diferencia
Al termino de la zona hotelera de Tulúm se encuentra la entrada principal a Sian Ka’an, el “Arco Maya” da inicio a un camino de terracería que cruza la costa de Sian Ka’an y que ofrece un paisaje que vuelve amenas las 2 horas de recorrido que toma llegar al final de ese tramo de la reserva.
En el último perímetro de tierra se encuentra la pequeña localidad de Javier Rojo Gómez, mejor conocida como Punta Allen, donde surgió la primera cooperativa ecoturística únicamente conformada por mujeres.
“Los hombres no estaban de acuerdo, nos echaban tierra, hacían apuestas, decían que no íbamos a poder”, recuerda Ysabel Vallejos, una de las fundadoras de Orquídeas de Sian Ka’an, cooperativa que hoy tiene más de 10 años de haber comenzado sus actividades.
Al igual que los pobladores de Chumpón, “Las Orquídeas”—como se les conoce en la comunidad—recibieron capacitación para convertirse en guías. Cada mujer tomó más de 400 horas de cursos que iban desde educación ambiental hasta primeros auxilios. Hoy, son 11 socias certificadas como guías por la NOM059 quienes operan los tours.
Las Orquídeas se distinguen del resto de las cooperativas de Punta Allen por el tipo de actividades que ofrecen: paseos en Kayac entre los manglares de la reserva y recorridos en bicicleta por toda la línea costera de la comunidad. “Las mujeres teníamos que hacer la diferencia, ellos con sus motores de lancha, nosotras con los remos en el Kayac”, menciona Vallejos.
Aún así, mantener una plantilla únicamente femenina representa también un reto para las Orquídeas, ya que son menos mujeres las que se interesan por este trabajo en contraste con los hombres de la comunidad.
Vallejos lo tiene claro, “el futuro de Las Orquídeas depende de las niñas de Punta Allen”, dice, es por eso que ha pasado el último año entrenando a Coral Ceballos, quien a sus 16 años se ha vuelto una guía experta como el resto de sus compañeras.
Mientras rema entre los canales de la laguna negra, Coral se detiene y pide que se haga silencio al mismo tiempo que señala rápidamente hacia la copa de un árbol, “es el águila pescadora”, dice la joven, que conoce el nombre de casi todas las aves que habitan entre los manglares de su comunidad. “Aprendí a leer con los libros de mi mamá”, dice refiriéndose a los manuales de avistamiento que utilizó su madre para certificarse como guía.
Un nuevo destino turístico
En lo últimos diez años el número de cooperativas incrementó notablemente, y con ello las alianzas formadas.
La Red de Turísmo Comunitario de la Zona Maya, por ejemplo, incluye a 8 cooperativas –Orquídeas de Sian Ka’an y Community Tours entre ellas– que trabajan de manera conjunta para mejorar sus estrategias de trabajo, conseguir apoyos y con ello ampliar su cartera de clientes.
“Teníamos que unirnos para vender lo que hacemos, no podíamos trabajar de manera aislada, así podemos tocar puertas con el sector público, privado y buscar financiamiento e incidir en la política pública”, sostiene Caamal.
Para el Director de Amigos de Sian Ka’an, Gonzalo Meredíz, mantener la constancia en la cooperación entre las pequeñas empresas turísticas comunitarias, las asociaciones civiles y las intituciones gubernamentales es clave para lograr el desarrollo sostenible de toda la reserva. Es por eso que en 2014 se lanzó el proyecto Maya Ka’an.
Se trata de un “nuevo destino turístico” que comprende más de 1 millón de hectáreas de ecosistemas marinos y terrestres en las que operan 29 empresas turísticas comunitarias o cooperativas de los municipios de Felipe Carrillo Puerto, José María Morelos y Tulum, explica Meredíz.
Pequeños hoteles, restaurantes locales y ecotours son los servicios principales que ofrecen las cooperativas en Maya Ka’an, el objetivo es lograr posicionarse como una opción que capte la atención de los turistas que llegan a Quintana Roo interesados en conocer el estado más allá de sus playas y los hoteles de lujo.
“Se trata de integrarse a las zonas comunitarias para que vean cuáles son sus actividades reales” dice Jesús Pereira, director de la cooperativa ecoturística Punta Allen. “El beneficio más grande que vamos a obtener de esto va a ser rescatar todo lo que nosotros estamos haciendo en temas de la conservación y cuidado, además de conservar las raíces, la historia y la cultura de la comunidad”, señala.
Según datos de la CONANP y Amigos de Sian Ka’an, el ingreso obtenido en 2018 a través de Maya Ka’an giró al rededor de los 30 millones de pesos mexicanos, generados por los más de 180 mil visitantes registrados ese año.
“El turismo masivo es una realidad”, dice el biólogo Ortiz, que lleva 12 años dirigiendo la reserva. Sin embargo, la oportunidad se encuentra en volver de este destino distinto, de baja intensidad y alto beneficio social, económico, sin comprometer a los ecosistemas. “Sin ellos [las comunidades] la conservación es impensable, son los guardianes de la reserva”.