Agustín B. Ávila Casanueva, coordinador de la unidad de divulgación y difusión del Centro de Ciencias Genómicas

Ningún mar conoce la calma, pero cada mar se mueve y cambia a su propia manera. En el caso del mar de los sargazos que no tiene barreras terrestres, sino que está flanqueado por corrientes marinas, dentro del océano Atlántico, sus cambios se han hecho evidentes, aunque de manera indirecta, desde hace una década, gracias a la presencia del sargazo en las costas del Caribe Mexicano. Esta presencia no se ha recibido sin reacción, las acciones que se han realizado para mitigarla, aunque diversas, nos recuerdan a las batallas de Heracles contra la Hidra. Siempre aparece una cabeza más.

Según reportes de la NASA y la Universidad de Florida, a finales del 2021, el sargazo dentro del gran cinturón del sargazo había estado disminuyendo constantemente. Pero para enero de 2022 los cálculos de la cantidad de sargazo pasaron de 1.7 millones de toneladas en 2021 a cuatro millones, dejándolo como el cuarto inicio de año con mayor abundancia de estas algas desde el 2011 1.  Es decir, el sargazo también cambia y lo hace de manera rauda.

En marzo del mismo año, tanto los centros turísticos, como el gobierno de Quintana Roo así como el gobierno federal desde el Plan General de la Atención del Sargazo, de la Secretaría de Marina se están preparando para que parte de esos cuatro millones de toneladas de sargazo flotante encalle en las costas mexicanas. Y contener, lo más posible, su presencia en las playas.

Porque el sargazo, como buen invitado no deseado, a los pocos días apesta. El sargazo, al descomponerse, libera amonio y sulfuro de hidrógeno, lo cual es perjudicial e incluso letal para muchas especies nativas, incluidos los pastizales de pastos marinos y arrecifes coralinos de la zona.  Las enormes manchas marrones que parecen flotar etéreamente en las costas, se convierten en ásperas ramas que imposibilitan el nado. Alejan al turismo hacia otras playas. La alerta es clara: hay que deshacerse del sargazo. si es posible, impedir que llegue. Así que la pregunta se asoma: ¿quién es el responsable de que, año tras año, el sargazo esté presente en las playas de Quintana Roo?

La respuesta no es sencilla. O mejor dicho, no existe. No hay un solo responsable de esto. Sus causas son múltiples y en muchas ocasiones, lejanas al territorio nacional. El mar de los sargazos, como habíamos mencionado, está rodeado de mareas, las cuales traen diversos componentes desde múltiples esquinas del mundo.

El sargazo que vemos en las costas del caribe, no llega directamente del mar de los sargazos. Entre 2009 y 2011 un cambio de presión muy brusco dentro de la Oscilación del Atlántico Norte un fenómeno climático anual, empujó parte del sargazo del mar de los sargazos hacia el caribe. Y las condiciones que encontró en este otro mar, no podían ser más sabrosas 2. Además de un clima más cálido, el sargazo se topó con una fuente casi inagotable de nutrientes quienes, al igual que el sargazo, tampoco deberían de estar ahí: los fertilizantes utilizados en América del Sur 3

¿Cómo llegan los fertilizantes al mar?

Grandes regiones del bosque tropical del Amazonas han sido deforestadas para dar paso a tierras de cultivo que alimentarán al ganado para satisfacer una empresa cárnica que genera productos en exceso. Dado que el suelo de las selvas se pierde rápidamente después de una deforestación, los campos de cultivo literalmente se inundan con fertilizantes para permitir el crecimiento de los pastos que consume el ganado.

Este exceso de fertilizantes es acarreado con el riego y las lluvias hacia los ríos Amazonas y Orinoco, que desembocan en el Atlántico y las corrientes se encargan de llevar estos nutrientes hacia el mar de los sargazos. Ahí, las dos especies de algas que conforman al sargazo (Sargassum fluitans y Sargassum natans) se han multiplicado. En las palabras de Leticia Durand y Juanita Sundberg “hemos fertilizado el mar”4.

A esto se le suma que el cambio de temperatura generado por el cambio climático ha modificado los vientos y corrientes y como consecuencia, el mar de los sargazos ha empezado a colonizar el sur, formando lo que ahora conocemos como el gran cinturón del sargazo el cual, tampoco conoce la calma, y abarca desde el caribe hasta las costas africanas, acercándolo a las costas mexicanas, principalmente las de Quintana Roo 5.

Costas que también ven reflejado este exceso de fertilizantes ahora en sus ecosistemas. Según Brigitta I. van Tussenbroek, investigadora en Puerto Morelos del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología (ICMyL) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), en entrevista para el New York Times, “el sargazo invasor genera cien veces más nutrientes de los que requieren estos ecosistemas, por lo que bacterias y otros microorganismos crecen descontroladamente y afectan a las especies nativas, además de enturbiar el paisaje” 6.

Exceso de nutrientes, exceso de sargazo, exceso de variables, exceso de causas. Suena a que la solución tampoco va a ser una sola. Se van a necesitar una multitud de soluciones. O al menos, una comunidad.

Aunque las causas del sargazo les sean externas -o al menos, incontrolables-, la comunidad de Quintana Roo no se ha quedado con los brazos cruzados. Omar Vázquez, habitante de Puerto Morelos y dueño de un vivero en esa misma zona, empezó a usar el sargazo como fertilizante para sus plantas durante el 2015. Conforme iba experimentando con este material, se dio cuenta que podía tener otras aplicaciones que le ayudarían a cumplir uno de sus deseos. Para el 2018, Omar había construido una casa propia hecha con ladrillos de sargazo.

Cada ladrillo o bloque está hecho de entre 40 y 60% de sargazo, el resto del material es adobe, por lo que los ladrillos deben de dejarse secar al sol durante diez días antes de poder utilizarse. Esta mezcla y proceso, además de abaratar los costos de los ladrillos en un 50%, elimina el olor fétido del sargazo. Los ladrillos resultantes son más resistentes que el adobe común y se requieren alrededor de 2,150 ladrillos para construir una casa, es decir, cerca de veinte toneladas de sargazo.

Vázquez, quien ya patentó el proceso, empezó haciendo los ladrillos de manera manual, pero desde el 2019 ya cuenta con una fábrica con maquinaria especializada en el poblado de Mahahual, también en Quintana Roo. Vázquez, quien es apodado ‘Sr. Sargazo’, no solamente ha logrado vender su producto a las constructoras de la zona, sino que también ha construido y donado casas para personas de bajos recursos.

Los investigadores Javier Arellano y Hugo Lazcano, del Colegio de la Frontera Sur, en Chetumal, proponen que mientras más información actualizada tengamos sobre la presencia del sargazo en las costas, mejor se podrán preparar los habitantes y negocios de la zona para contener con él. Lo que Arellano y Lazcano proponen para tener información actualizada al minuto, es contar con la colaboración de estos mismos habitantes en un proyecto de ciencia ciudadana.

Arellano y Lazcano desarrollaron una aplicación para teléfonos celulares que permite a las y los usuarios subir fotografías del sargazo a un servidor junto con su ubicación, la fecha y la hora de la fotografía. En una primera etapa de prueba el equipo de investigadores logró obtener más de mil fotografías en diez ciudades distintas a lo largo de dos meses. Estas fotografías son posteriormente analizadas por un software que ellos mismos crearon y genera un reporte en tiempo real de dónde se encuentra el sargazo 7.

Aunque los investigadores esperaban una mayor participación ciudadana, notaron que conforme pasaba el tiempo, cada vez más usuarios se unían y además eran más constantes en el uso de la app. Plantean también, para una siguiente fase, compartir la aplicación con otros grupos que ya se encuentren trabajando en las costas, como recolectores de basura, campamentos tortugueros y los propios hoteles y negocios, ya que todos ellos se beneficiarían de esta información. Otro de los temas que une a estos actores es el agua.

Tener agua limpia, así como procesos sustentables, ayuda a que los efectos negativos que está teniendo el sargazo en las costas -como la saturación de nutrientes y los altos niveles de toxicidad para especies nativas- pueden, literalmente, diluirse aunque sea un poco.

La asociación civil Centinelas del agua tiene entre sus programas un Área de educación y cultura sustentable, donde dan cursos y talleres tanto para las infancias como para las y los docentes. Lo que estos Centinelas buscan, es hacer visible toda el agua del subsuelo de la península de Yucatán. Porque esta agua no solamente es una parte esencial de los ecosistemas de la zona, sino también, lo que conecta la tierra firme con el mar, uniendo las cuencas con el arrecife. Y por lo tanto, haciendo evidente que la manera en la que se cuida -o descuida- el agua tierra adentro, repercute también en las costas y el mar 8.

El problema del sargazo es complejo. Como vimos, contiene muchas variables que abarcan ambos hemisferios del planeta. No podemos predecir cuánto llegará o cómo cambiará, tienen muchas causas, y sin embargo, la suma de todas ellas se queda corta ante los crecimientos de algas que observamos. Todas estas características son propias de un sistema complejo. Los sistemas complejos son, precisamente, difíciles de predecir, tienen muchas variables que interactúan entre ellas, y el todo es más que la suma de sus partes 9. Por fortuna, los estudios sobre estos sistemas nos recuerdan que el reto que tenemos con el sargazo será difícil de vencer, pero que no es imposible.

Si bien no se puede predecir cómo reaccionará o hacia dónde se moverá un sistema complejo frente a los cambios, esta es la parte que nos da más esperanza: son sensibles a pequeñas modificaciones. En otras palabras, una pequeña acción puede cambiar el estado actual del sistema y tal vez revertirlo, o al menos cambiar el sistema a otro estado donde no se genere sargazo en exceso. Hay una escama en la hidra que es más sensible, un talón de Aquiles al alcance de Heracles. El problema es saber cuál será esa acción. Por lo tanto, necesitamos un mar de propuestas, hechas en comunidad, para poder encontrar ese punto de inflexión. La respuesta está ahí, solo debemos ponerla en marcha y puede llegar desde las comunidades, el gobierno, la academia, o las organizaciones de la sociedad civil. O la suma de todas.


1. Triñanes, J., Hu, C., Putman, N., Olascoaga, M., Beron-Vera, F., Goni, G., & Zhang, S. (2021). An integrated observing effort for Sargassum monitoring and warning in the Caribbean Sea, Tropical Atlantic, and Gulf of Mexico. Oceanography, 68–69.
2. Johns, E. M., Lumpkin, R., Putman, N. F., Smith, R. H., Muller-Karger, F. E., T. Rueda-Roa, D., Hu, C., Wang, M., Brooks, M. T., Gramer, L. J., & Werner, F. E. (2020). The establishment of a pelagic sargassum population in the tropical Atlantic: Biological consequences of a basin-scale long distance dispersal event. Progress in Oceanography, 182, 102269.
3. Oviatt, C. A., Huizenga, K., Rogers, C. S., & Miller, W. J. (2019). What nutrient sources support anomalous growth and the recent sargassum mass stranding on Caribbean Beaches? A Review. Marine Pollution Bulletin, 145, 517–525.
4. Durand, L., & Sundberg, J. (2020). El Sargazo y Nosotros. Nexos.
5. Johns, E. M., Lumpkin, R., Putman, N. F., Smith, R. H., Muller-Karger, F. E., T. Rueda-Roa, D., Hu, C., Wang, M., Brooks, M. T., Gramer, L. J., & Werner, F. E. (2020). The establishment of a pelagic sargassum population in the tropical Atlantic: Biological consequences of a basin-scale long distance dispersal event. Progress in Oceanography, 182, 102269.
6. Pérez Ortega, R., Toche, N., & Vidal Valero, M. (2019). ‘Es un desastre ecológico’: La Crisis Del Sargazo en México. The New York Times.
7. Arellano-Verdejo, J., & Lazcano-Hernandez, H. E. (2020). Crowdsourcing for Sargassum monitoring along the beaches in Quintana Roo. Communications in Computer and Information Science, 49–62.
8. Centinelas del Agua. (2022).  
9. Corona, M. (2021). La Trascendencia de los sistemas complejos. Ciencia UNAM.